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Dagoberto Tejeda discute sobre la situación actual del folklore

El sociólogo y folclorista apela a un diálogo entre Iglesia, el Estado y los protagonistas del carnaval. También critica ciertos aspectos del carnaval de La Vega y el Ballet Folclórico Nacional


Xiomarita Pérez
Entrevista publicada el 02/08/2000 en Listín Diario

Santo Domingo.-  La cultura es un conjunto de conocimientos que se adquieren a través de un proceso de aprendizaje y como ''la cultura somos todos'', debemos fortalecer lo nuestro, nuestra cotidianidad, para luego proyectarnos como un país que ama todo lo que está a nuestro alrededor.
 El sociólogo Dagoberto Tejeda considera que la ''Patria no son tres días, una semana ni un mes, la Patria es la vida de todos nosotros''.  Abordamos a este estudioso de la religiosidad popular, de los carnavales que se celebran en el país e interesado por todo lo que es manifestación sociocultural del pueblo dominicano, en la puesta en circulación de la revista Balsié, órgano de difusión del Instituto Dominicano de Folklore (INDEFOLK), del cual es su director, dentro del marco del Seminario Internacional ''Africanía en el Caribe'', que se celebró recientemente en el país.
 En la entrevista, Tejeda contesta preguntas respecto a la discusión que existe hace años en cuanto a la separación del carnaval, las fiestas patrias y la Cuaresma. También critica puntos sobre el carnaval de La Vega y al Ballet Folclórico Nacional.

LD: ¿Qué es el carnaval de Carnestolenda?
Dagoberto Tejeda: El carnaval de Carnestolenda es el carnaval europeo que nos llegó con los españoles. Fue bautizado de esta manera por la Iglesia Católica y el Papa Urbano IV, en la Bula Transitorium, permitió que los católicos pudieran participar del carnaval en la fecha que antecedía a la Semana Santa, de tal manera que terminara el martes antes del miércoles de Ceniza.

LD. ¿Y por qué se importantiza tanto?
DT. Por la fuerza de una cultura de dominación como la cultura española; eso fue durante muchos años lo que realmente prevaleció en este país.

LD. ¿Considera usted que el carnaval cimarrón se margina?
DT. El carnaval cimarrón es una manifestación que la mayoría de la gente no conoce, porque el carnaval de febrero, carnaval de Carnestolenda, es el que recoge la atención de todos los medios de comunicación y el carnaval cimarrón, que es un carnaval rural, de pueblos pobres, con una función completamente diferente y que se hace para Semana Santa, que es una época diferente, no es el carnaval europeo, es un carnaval realmente dominicano.

LD. ¿De dónde viene la idea de la separación de la fecha de la celebración del Carnaval y la Cuaresma, por qué se critica?
DT. Eso comenzó con una ponencia del sociólogo y compañero Teófilo Barreiro en una reunión de la Pastoral Juvenil. Luego la Pastoral Juvenil la tomó como suya y la jerarquía de la Iglesia la hizo también suya. ¿Qué es lo que se plantea? Lo que se plantea es una división o una separación entre el carnaval de la Independencia o carnaval de Carnestolenda, las fiestas patrias y la Cuaresma. Ahora, ¿cómo se dio y por qué se dio esta coincidencia entre los tres? En primer lugar, se dio como consecuencia de una tradición que existía en la colonia, de que las grandes celebraciones patrióticas, sociales y religiosas terminaban y eran parte del carnaval. Entonces, ¿qué vamos a encontrar? que cuando se da la celebración de la Independencia coincide justamente con lo que en ese momento es la celebración del carnaval. Desde ese momento, la celebración del carnaval nuestro va a debilitar una dimensión que originalmente fue religiosa, para ser una dimensión patriótica. Desde ese momento ya no se llama carnaval de Carnestolenda, sino carnaval de la Independencia y lo mismo ocurrió con la Cuaresma, porque esa celebración es una celebración cultural de procedencia o herencia africana que no es el católico y que hay una relación con la llegada de la primavera, una relación entre el hombre y la naturaleza.

LD. ¿Considera que la celebración del Carnaval constituye una ofensa a los patriotas?
DT. De ninguna manera. Primero, porque la Patria no es tres días, una semana o un mes, la Patria es la vida de todos nosotros, el ejemplo de todos nosotros, la coherencia de todos nosotros en términos de los valores, los principios de los Padres de la Patria. En segundo lugar, lo que ha ocurrido es que la celebración de las fiestas patrias se ha convertido más en un mortuorio que en una celebración, porque la celebración es alegría y nosotros vamos a encontrarnos con que durante las fiestas patrias lo que se ha formalizado es poner una bandera, una misa, un tedéum, una conferencia o una charla, y normalmente de temas que no le interesan a la gente. Entonces, el pueblo se ha marginado, no puede celebrar, no es protagonista. Contrario a lo que ocurre con el Carnaval, que sí el pueblo es protagonista, pero además, y ese es el último punto importante, en su lucha de liberación los Padres de la Patria y los patriotas de febrero utilizaron el carnaval y la cultura popular como instrumento para la concienciación, entonces, de ninguna manera eso puede ofender a los Padres de la Patria; yo pienso que en todo caso sería al revés, si ellos estuvieran aquí se disfrazarían, y estoy seguro que Duarte saldría vestido de diablo.

LD. ¿Y qué opina de la convocatoria de la Pastoral Juvenil, donde el Cardenal está de acuerdo en que se imponga por Decreto la eliminación de esta celebración?
 DT. Yo pienso que es un error; pienso que es una falta de respeto al pueblo, porque justamente en estos días se han unificado una cantidad de fiestas por el asunto del Estado. Yo vi, por ejemplo, cómo algunos sacerdotes, inclusive algunas jerarquías, reaccionaron indignadas, diciendo que no era posible cambiar el Día de los Reyes Magos. Y también he visto una serie de patriotas, muchos ''patrioteros'', reaccionar indignados por el cambio del natalicio de Duarte, porque ellos entienden que es una falta de respeto a la tradición y a los valores. Y pienso que es exactamente lo mismo, el pueblo ha escogido su fecha de carnaval, hace su carnaval, se goza su carnaval, entonces no es el Estado, ni ningún poder externo el que puede cambiar y modificar eso. Por el contrario, yo pienso que eso se hace a partir de la voluntad y la creación de conciencia tanto en los afectados como en los protagonistas. En este caso, en la convocatoria que se han hecho de conversación y discusión han estado ausentes los protagonistas, los que hacen el Carnaval. En ninguna reunión que yo he ido han estado presentes los jefes de comparsas o los responsables de la organización del Carnaval. Y por último, yo quisiera que alguien me dijera a mí si mañana emiten un Decreto, cómo van a hacer que esto se cumpla cuando el pueblo sale sin que lo convoquen, de manera completamente espontánea, masiva, colectivamente y convencido de que ese escenario es su escenario y es por lo tanto su manifestación. Yo pienso que estamos completamente errados y apelo al diálogo a toda la jerarquía de la Iglesia y a las instituciones que firman la convocatoria, para que agotemos procesos de conversación y de diálogo, pero incluyendo a los protagonistas que han sido los ausentes y que son justamente los que hacen el carnaval.

LD. ¿Usted cree que el carnaval de La Vega se ha comercializado?
DT. Yo pienso que el carnaval de La Vega ha pasado por un proceso muy rápido, muy violento, donde han habido muy pocas posibilidades de reflexión y que posteriomente eso va a obligar a la gente a sentarse a conversar sobre aspectos negativos y aspectos positivos. Pienso que en La Vega, donde ha habido un auge extraordinario del carnaval, hay que hacer una ''retomada'', una reflexión de la naturaleza misma del carnaval. Por ejemplo, tengo tres posiciones críticas frente al carnaval de La Vega, sin dejar de reconocer todos los aspectos positivos, pero pienso que si enfatizamos los negativos es para corregir: En primer lugar, hay una visión, una ideología, hay casi una ética de que se considera bonito y bello aquello que tiene brillo, que es lindo a nivel comercial y que es caro. Entonces, cuando la gente habla de encarecer el traje yo me siento muy preocupado, un traje de 15 mil ó 20 mil pesos, yo pienso que el que se lo pueda hacer que se lo haga, pero no debe ser la norma de evaluación para definir lo bonito o lo feo, porque justamente lo que tenemos que hacer es lo contrario, abaratar los trajes, hacer posible que la mayor cantidad de gente pueda disfrazarse para que la mayor parte de la gente pueda participar como protagonista.
En segundo lugar, el alto precio de los trajes lo convierte cada vez más en un carnaval de élite en términos de los protagonistas, y entonces la mayor parte de la gente pasa a ser apenas pasiva, observadora del carnaval. Pienso que la exaltación casi hegemónica del diablo como personaje central empobrece el carnaval, ¿por qué?, porque todos los otros personajes que son parte de la riqueza del carnaval y que hacen posible la representación de la cotidianidad de ese tipo de sociedad, como Roba la gallina, Se me muere Rebeca, todos los otros personajes comienzan a ser eliminados, porque se le da preeminencia, porque el estímulo y toda la atención se centraliza en lo que significa el Diablo Cojuelo. Por ejemplo, en La Vega había una Roba la gallina que no la vi en los otros lugares, que se subía en una bicicleta por encima de todo mundo y era una atracción, lo mismo va a ocurrir con el ''hombre del muñeco'' que se ha quedado individual y no ha habido un proceso capaz de que pueda salir una comparsa y hacer al muñeco masivo, que es un personaje extraordinariamente hermoso y rico en el carnaval de La Vega. Yo pienso que todavía es tiempo, ha habido un crecimiento muy rápido y le tengo mucho miedo a eso de la comercialización en el sentido de que todo el programa y toda la celebración del carnaval se haga en función de los intereses comerciales, pienso que es muy peligroso, que hay que regularizarlo y pienso que en La Vega todavía son gente abierta, bien intencionada y que aún es posible que comencemos a llevar a cabo los procesos críticos necesarios para que pueda irse perfeccionando este hermoso carnaval de La Vega que lleva un crecimiento tan extraordinario, y del que yo soy un gran admirador.

LD. ¿Por qué el Instituto de Folklore no se preocupa de concienciar a los padres y educadores, en el sentido de dar a conocer a sus hijos y estudiantes nuestros personajes carnavalescos, en vista de que siempre se disfrazan de personajes foráneos?
DT. Yo pienso que los sectores populares mantienen la dimensión de identidad con la tradición y con los personajes tradicionales. En algunas grupos, sobre todo a nivel de colegios, a nivel de clase media, sí estamos mirando una tendencia extranjerizante, no sólo con personajes de películas y de muñequitos, sino con algo mucho más preocupante, que es Halloween. Hay una cantidad de colegios en este país, clase media, clase media alta, que no celebran el carnaval y sin embargo festejan con gran pompa Halloween, que sí es una celebración extraña y extranjerizante. En el Instituto de Folklore hacemos lo que las posibilidades a nivel material nos permiten. Nosotros tenemos una exposición permanente con trajes, máscaras e informaciones de todo el carnaval, la cual está abierta para los colegios, escuelas y todo el que quiera buscar información. Estamos impartiendo permanentemente cursos de caretas, asesoría a los grupos y charlas en todos los lugares que podamos. En estos momentos tenemos relación permanente con los colegios St. George y San Judas Tadeo, nos apoyamos mutuamente. Es un problema de recursos, de posibilidades a partir de la existencia de una política cultural que nos permita que se reproduzca el Instituto.

LD.  ¿ha existido alguna vez en el país el merengue taíno?
DT. Yo pienso que decir eso es una falta de respeto, un adefesio. Pienso que no hay nadie con posibilidades en este país de reproducir areíto, de reproducir música ni ningún tipo de danza taína en una sociedad ágrafa como la taína, que  fue eliminada físicamente, no hubo posibilidades de transmisión, de modo que todo lo que se haga es imaginación, es un invento. Por eso realmente uno puede hablar de una recreación de fantasía para poder acercarnos, tener una idea de lo que pudo ser. Jamás, nadie puede reproducir ni música ni danza taína en este país.

LD.  El Ballet Folclórico Nacional hace énfasis en sus presentaciones de ser ''el más alto ballet autóctono de nuestro país''. ¿Puede ser autóctono un ballet que presenta la producción ''A Pedir Tu Mano'' de Juan Luis Guerra, que tiene fusiones de ritmos folclóricos nuestros?
DT. Lo primero es que eso ni siquiera es un ballet folclórico autóctono, es un grupo para el montaje de lo que son las manifestaciones danzarias folklóricas, no puede haber un escenógrafo folclórico, porque es el propio pueblo que hace su escenografía, la expresión de los grupos originales. En segundo lugar, es una gran pena, una gran lástima que el Ballet Folclórico Nacional esté haciendo los adefesios que está haciendo, la falta de respeto que yo he visto en una cantidad de manifestaciones que no corresponden a la realidad, que están desnaturalizadas y algunas, incluso, distorsionadas. Por ejemplo, yo he visto una cantidad de presentaciones de danzas que son interpretadas con los instrumentos que no le corresponden. No es posible tocar con ninguno de los instrumentos europeos o africanos, por ejemplo, esas recreaciones de areíto; pero también he visto otros ritmos que debían tener los instrumentos originales, porque el BFN es la máxima institución de nuestro folclore.

LD. ¿Como cuáles ritmos?
DT. He visto carabiné, sarandunga, he visto cantidad de ritmos con los instrumentos que no corresponden. Por ejemplo, el machacó que yo he visto no tiene los instrumentos con que se toca, y se le agregan otros instrumentos que son extraños al mismo. La expresión fundamental en lo que es la parte de la expresión danzaria a nivel del lenguaje corporal, debe cuidarse especialmente, no es posible bailar bailes de negros con las expresiones corporales europeas y viceversa... Creo que esa es la gran debilidad, y se lo dije a Josefina Miniño en una oportunidad: ningún ballet folclórico en ningún país del mundo puede ser dirigido por una sola persona, debe tener un equipo de especialistas. Le dije, incluso, que yo personalmente, que José Castillo y otra gente más de los que tenemos más de 20 años trabajando a nivel folclórico, nos brindábamos gratis como asesores para trabajar con el Ballet Folclórico Nacional, porque para nosotros es la institución máxima de expresión, en lo que significa la dimensión oficial del Estado, entonces, pienso que eso ha sido la gran debilidad, ella (Miniño) tiene que conformar un equipo que haga posible el montaje y la discusión de todo lo que se vaya a llevar a escena, porque, ¿cómo vamos a presentar una muestra de folclore a partir de la producción de Juan Luis Guerra?, pienso que eso es algo totalmente absurdo, porque un proceso de investigación no solamente se da para el montaje, es que también los propios integrantes del Ballet tienen que pasar por un proceso de formación donde ellos no solamente tengan discusiones a nivel de la formación teórica, sino que vayan al campo a participar con los grupos originales, para que puedan realmente participar en el montaje de lo que es y de lo que significa esa expresión para difundir el ballet dominicano. Recuerdo que el año pasado, cuando se inauguró la Feria del Libro, vi símbolos de guitarras españolas como parte de la escenografía y no vi un solo instrumento realmente africano, que tienen un proceso importante de comunicación ideológica en la cultura, lógicamente, algo censurable. Tampoco vi ninguno de los que cantaban a nivel de las expresiones africanas, nunca salieron al frente. Yo pienso, con todo el amor y cariño que le tengo a Josefina Miniño (y que yo sé que ella hace un esfuerzo extraordinario y que tiene gente muy buena), que debe hacer un paro, que debe reflexionar para que nos integremos; nosotros nos brindamos públicamente, le hacemos la oferta, ocho o diez de los investigadores que tenemos más de 20 años trabajando con la música, con la danza, nos brindamos a ser asesores del Ballet Folclórico Nacional por respeto a Josefina, al país, a la cultura y al Caribe.

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