Letrina, excusado o retrete
Letrina recreada por el artesano Enrique Royo |
Era poco a poco que se iban acostumbrando a la novedad, muchas veces pasaba desapercibido.
En los pueblos sucedÃa igual. En ese tiempo se usaba la bacinilla, precisamente porque la letrina estaba separada de la casa a varios metros, y de noche o de madrugada era imposible acudir. Siempre rondaban cucarachas, luciérnagas o “animitas”.
Las primeras bacinillas que se usaron fueron las de porcelana, que era para una clase social alta, luego la esmaltada, que aún conservo una, la de aluminio y actualmente la plástica en diferentes colores. Otras familias utilizaban el “pato”, pero se usa más en las clÃnicas y hospitales. Estos tipos de recipientes también eran los apropiados para medir el azúcar en la orina con una glucocinta, que detectaba el grado de presencia de este ingrediente.
La letrina más tradicional es la que tiene el cajón de madera, muchas tenÃan dos hoyos de diferentes tamaños. Más modernizada, la del cajón de cemento. En este lugar nunca habÃa papel higiénico, lo tenÃan guardado en la casa y cuando iban a “darle al cuerpo” lo llevaban consigo.
Cuando la familia era de pocos recursos colocaban un clavo en la pared y en éste colocan papel de funda o de periódico. Este lugar siempre estaba limpio.
Me han contado que los muchachos inventaban y cuando no habÃa papel se limpiaban con la tusa del maÃz, que desgranan para darles de comer a las aves domésticas y si no habia tusa se limpiaban del “seto”, por lo que las amas de casa estrujaban "ajà caribe" en las paredes por esta mala costumbre y era fácil de descubrir quién hacia estas acciones, por la rascadera y los movimientos saltarines, producido por el picor del vegetal.
En otros hogares habÃa dos palos redondos barnizados: un palo grande para los adultos y uno pequeño para los niños y esos palos se lavaban luego de usarlo.
Las letrinas carecen de energÃa eléctrica y siempre debe llevarse una linterna, no fósforos, por la combinación del gas metano, producido por la descomposición de las heces fecales.
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Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en ListÃn Diario el 13-3-2013
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