La sopa
A mi entender, la siesta y la sopa antes de la comida son de origen
hispánico.
Todavía se observa en nuestros pueblos y lo observé también cuando fui a Cádiz, España. Respecto a la sopa, les diré que nunca fui amante del caldo, antes de la comida, no le encontraba la razón, si luego comeríamos inmediatamente “la bandera dominicana”. Viviendo en Puerto Plata todavía, todos los días esa sopa a las 11:00 de la mañana “no mancaba”, cuyos ingredientes eran vegetales (tayota, zanahoria, auyama, papa, yuca, fideos y pecho almendra con hueso.
El sazón era ajo, cebolla, ditén (tomillo), apio (¿existía en ese tiempo?), verduras, sal y malagueta. Me obligaban a tomar sopa y fue después de tener a mis hijas que le cogí el gustico.
Noelia era la más necia para comer y le hacía sopa, emulando a mi madre. Un día les dije, en un momento de estar con ellas tratando de que la tomaran, que después de “grande” fue que comprendí su valor nutritivo y por qué mi madre quería que nos la tomáramos. Hubo un silencio y luego Noelia expresó: “Pues, entonces, espere que nosotras crezcamos”. No tuve más remedio que quedarme callada.
No confundamos esta sopa como aperitivo, con la sopa boba, a base de agua, fideos, papa, un cubito de caldo de pollo y acompañado de un pedazo de pan, o con el “aguají” que se elabora con plátanos verdes asados y machacados con ajo y sal, puerro, orégano y cilantro ancho. Nunca vi el ají, por el cual lleva su nombre.
La sopa boba es un allante para el estómago y es si no hay recursos para hacer una con más ingredientes, y el aguají es cuando tenemos una “penita” en el estómago o estamos “emparchao”.
Cilantro ancho, orégano y ajo ayudan en el aguají a expulsar los gases. Otros caldos, como paticas de cerdo, mondongo, sopa de pescado y sancocho son platos sociales, alcohol incluido. ¡Buenos para la resaca!
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Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en Listín Diario el 22-04-2015
Todavía se observa en nuestros pueblos y lo observé también cuando fui a Cádiz, España. Respecto a la sopa, les diré que nunca fui amante del caldo, antes de la comida, no le encontraba la razón, si luego comeríamos inmediatamente “la bandera dominicana”. Viviendo en Puerto Plata todavía, todos los días esa sopa a las 11:00 de la mañana “no mancaba”, cuyos ingredientes eran vegetales (tayota, zanahoria, auyama, papa, yuca, fideos y pecho almendra con hueso.
El sazón era ajo, cebolla, ditén (tomillo), apio (¿existía en ese tiempo?), verduras, sal y malagueta. Me obligaban a tomar sopa y fue después de tener a mis hijas que le cogí el gustico.
Noelia era la más necia para comer y le hacía sopa, emulando a mi madre. Un día les dije, en un momento de estar con ellas tratando de que la tomaran, que después de “grande” fue que comprendí su valor nutritivo y por qué mi madre quería que nos la tomáramos. Hubo un silencio y luego Noelia expresó: “Pues, entonces, espere que nosotras crezcamos”. No tuve más remedio que quedarme callada.
No confundamos esta sopa como aperitivo, con la sopa boba, a base de agua, fideos, papa, un cubito de caldo de pollo y acompañado de un pedazo de pan, o con el “aguají” que se elabora con plátanos verdes asados y machacados con ajo y sal, puerro, orégano y cilantro ancho. Nunca vi el ají, por el cual lleva su nombre.
La sopa boba es un allante para el estómago y es si no hay recursos para hacer una con más ingredientes, y el aguají es cuando tenemos una “penita” en el estómago o estamos “emparchao”.
Cilantro ancho, orégano y ajo ayudan en el aguají a expulsar los gases. Otros caldos, como paticas de cerdo, mondongo, sopa de pescado y sancocho son platos sociales, alcohol incluido. ¡Buenos para la resaca!
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Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en Listín Diario el 22-04-2015
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