Antes no era tan fácil poner inyecciones
“Se ponen
inyecciones” rezaba el letrero colocado en la parte frontal de la vivienda. Muchas
veces se le añadía que tenía “las manos livianas”. La persona tenía que enseñar
la receta del medicamento y el nombre de la persona, por si acaso. Las
jeringuillas eran de cristal y se hervían en una ollita esmaltada para
desinfectarlas, porque eran reusables. Ya existen las desechables, para más
seguridad y a las personas las inyectan en los centros clínicos, un familiar y/o
persona de confianza. Eso sí, tienen que enseñar la receta.
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Xiomarita Pérez
Publicado el 10-05-2016
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