El dominicano vive raspando su “concón”
Aunque la hora de comer ha variado, por las emigraciones y el estilo de vida
actual, son muchos los dominicanos que gustan de su poquito de concón. Les
cuento que a las 12:00 del mediodía, cuando los bomberos tocaban la sirena en
muchos pueblos del país, había que “presinarse” (persignarse) y correr si
estábamos donde la amiguita para pedir la bendición a nuestros padres: ¡Ción mamá!, ¡Ción papá!,
aféresis de “bendición”. Comer en
familia era un momento sagrado.
Ya servida la comida en la mesa, se rociaba las habichuelas y la
salsita de carne por encima del concón pegado en la paila, para que se fuera ablandando, y luego nos
encargábamos de rasparlo y degustarlo, por lo que luego no resultaba difícil
fregar la paila o caldero como dicen en el Sur.
Si por cualquier circunstancia la comida estaba a las 2:00 de la
tarde, preferíamos no raspar ese concón, porque la bulla que hacía la raspadera
delataba la hora en que estábamos comiendo. Ese momento parecía un Viernes
Santo, que tampoco se raspaba el concón por el recogimiento espiritual.
Los vecinos no debían enterarse que se estaba comiendo tan
tarde, porque se pensaba que no había dinero para la comida, había discreción,
aunque los vecinos en esa época eran solidarios. Es más, una vez uno de mis
hermanos llegó justo raspando el concón y le dijo a mamá que la casa parecía
una “fonda”, por la raspadera.
Para que el concón se pueda comer es preferible que el arroz se
cocine en un caldero de hierro, porque si se cocina en una olla de aluminio
fácilmente se quema o ahúma y el sabor es desagradable.
En nuestro país se le dice concón a todo lo que se pega, concón
de chenchén, concón de leche, etcétera. En otros países le dicen “pegao”.
Si se presentaba un amigo, ya
servida la comida, decía “a mí me da mi concón” o la ya desusada expresión
“guárdame la rapa”. Y los extranjeros ni se diga. Se acuerdan de la
americanita del anuncio de una famosa bebida alcohólica que le dijo al que
sirve en el avión “Do you have concon by any chance?” ¿Tienes concón por
casualidad?
El caso es que donde hay un dominicano, aunque tenga ollas
modernas, siempre hay un calderito que hace concón, reposando debajo del
fregadero.
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