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Vacunas y jeringuillas de cristal


Una vez me clavé en la planta del pie y lo primero que hizo mi madre fue colocarme en la herida raíz de anamú embadurnada con trementina, todo envuelto y amarrado con un paño. 
Eso sí, no podía pasar por donde hubiera estiércol u orina de caballo, porque me podía dar tétano. Antes existían dos tipos de vacunas antitetánicas: la humana y la de caballo.
La más barata era la de caballo. En esos tiempos no se usaban las jeringuillas desechables sino las de cristal, que luego de su uso se ponían a hervir, para desinfectarlas, en ollitas esmaltadas. Eran reusables. Tengo una jeringa de cristal para mostrarla a los que nunca la han visto. En algunas casas ponían letreros ofreciendo este servicio: “Se ponen inyecciones”, pero tenían que  presentar la receta.
Jeringuilla de cristal
Muchas veces eran “norsas” o enfermeras que se ganaban esos chelitos haciendo este servicio. Estas personas tenían fama de que al inyectar poseían la mano liviana o la mano pesada, dependiendo de la paciencia o dulzura de la especialista. 
Ya es muy raro que las personas se animen a inyectar, siempre lo hacen en las clínicas, eso se olvidó. ¿Recuerdan que había gente que eran expertas en tirar la jeringa a larga distancia, principalmente en las nalgas? y luego frotaban con algodón untado de alcohol y masajeaban (ya no lo hacen).
Si la persona que inyectaba era poco diestra le salía un hematoma o moratón y esto era producto de la inexperiencia en estos menesteres. 
Importante: Nos preguntaban si habíamos comido y si era así teníamos que esperar hacer la digestión, además de que nunca se inyectaba en pleno sol sino “con la fresca” que significaba al atardecer. 
Antes le daban una palmadita en el lugar del hecho para que se te adormeciera y no te doliera, y ahora te dicen: “respira profundo”
Es costumbre decir a los niños, cuando están llorando por lo que le espera, que la inyección lo sanará, sin embargo, cuando están de malcriados les dicen: “sigue molestando que te van a poner una inyección”. 
Yo no entiendo a la gente grande

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Columna Folcloreando
Publicada en Listin Diario
28 de agosto de 2013



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