Colegio Mary Lithgow
Hice el segundo, tercero y cuarto de primaria, porque no se usaba el
término “básica”, en este colegio de Puerto Plata. El uniforme era, y
creo que todavía lo tienen, falda de fuerte azul las hembras y pantalón
de esa misma textura los varones. La blusa o la camisa era de cuadritos
de varios colores, dependiendo del curso.
En bachillerato era cuadritos rojos para todos. Recuerdo a la profesora de segundo, Sol Graveley, que me exoneró la caligrafía por mis letras bien hechas, y a la de cuarto, Dorka Calderón.
También recuerdo a doña Chela y uno que otros compañeros de aula: Genarina, Gogui Clisante, Douglas Bournigal, Mayra Miller, Raquel Céspedes, etc.
Todas las mañanas, antes de entrar al curso teníamos que cantar el Himno Nacional y una canción escolar que jamás he escuchado en otros espacios y la plasmo aquí porque ya las escuelas y colegios no se toman el tiempo necesario para preparar a sus estudiantes para la vida.
Dice así: “Pronto, niñito, parte a la escuela, que el tiempo vuela y el tiempo debes aprovechar. Con el estudio, con la enseñanza, con el estudio, todo se alcanza. Llegó la hora de trabajar, llegó la hora de trabajar... ¡tan, tan, tan! ya la campana sonó vibrante, hace un instante, alegre niño, alegre niño cruzó un tropel. Como ellos corren, como ellos juegan. ¡Vete a la escuela, vete a la escuela!, hace un instante lindo vergel, hace un instante lindo vergel”.
La última estrofa no sé si es así, porque como está no le veo sentido, pero en mi memoria está así y he querido plasmarla para motivar a los que escucharon esta canción escolar, que no sé quién es el autor, a rememorar esos años de infancia.
También existe un himno que no recuerdo en cuál centro educativo lo cantábamos y es el Himno a la Tierra, que después de los himnos Nacional y “Por amor”, lo considero el más bello que existe en nuestro país: “Tierra, yo gozo de ser labriego, y no abandono el verde campo por la ciudad......”.
Está incluido en el libro “La patria en la canción”, de Ramón Emilio Jiménez, que como ensayo fue publicado por primera vez en 1917. Si esta obra la pusieran como texto oficial qué diferentes serían nuestros jóvenes.
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Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en Listín Diario el 14-05-2014
En bachillerato era cuadritos rojos para todos. Recuerdo a la profesora de segundo, Sol Graveley, que me exoneró la caligrafía por mis letras bien hechas, y a la de cuarto, Dorka Calderón.
También recuerdo a doña Chela y uno que otros compañeros de aula: Genarina, Gogui Clisante, Douglas Bournigal, Mayra Miller, Raquel Céspedes, etc.
Todas las mañanas, antes de entrar al curso teníamos que cantar el Himno Nacional y una canción escolar que jamás he escuchado en otros espacios y la plasmo aquí porque ya las escuelas y colegios no se toman el tiempo necesario para preparar a sus estudiantes para la vida.
Dice así: “Pronto, niñito, parte a la escuela, que el tiempo vuela y el tiempo debes aprovechar. Con el estudio, con la enseñanza, con el estudio, todo se alcanza. Llegó la hora de trabajar, llegó la hora de trabajar... ¡tan, tan, tan! ya la campana sonó vibrante, hace un instante, alegre niño, alegre niño cruzó un tropel. Como ellos corren, como ellos juegan. ¡Vete a la escuela, vete a la escuela!, hace un instante lindo vergel, hace un instante lindo vergel”.
La última estrofa no sé si es así, porque como está no le veo sentido, pero en mi memoria está así y he querido plasmarla para motivar a los que escucharon esta canción escolar, que no sé quién es el autor, a rememorar esos años de infancia.
También existe un himno que no recuerdo en cuál centro educativo lo cantábamos y es el Himno a la Tierra, que después de los himnos Nacional y “Por amor”, lo considero el más bello que existe en nuestro país: “Tierra, yo gozo de ser labriego, y no abandono el verde campo por la ciudad......”.
Está incluido en el libro “La patria en la canción”, de Ramón Emilio Jiménez, que como ensayo fue publicado por primera vez en 1917. Si esta obra la pusieran como texto oficial qué diferentes serían nuestros jóvenes.
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Xiomarita Pérez
Columna Folcloreando
Publicada en Listín Diario el 14-05-2014
Esos himnos, la disciplina, el respeto a los profesores y el compañerismo de las aulas es una pena que ese arsenal de valores haya desaparecido. Guardo de mi colegio recuerdos que atesoro, los profesores que aun viven los busco, porque mi agradecimiento, mi cariño y mi respeto será eterno. En mi memoria vivirán por siempre los que ya han partido.
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