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Quiero que me contesten qué trabajo tiene más valor para la sociedad

Quiero que me contesten qué trabajo tiene más valor para la sociedad: primero, una persona que se pasa cuarenta años investigando sobre una manifestación y todavía no ha publicado nada, no ha aportado nada, todo es puro verbo; segundo, una que viva fuera del país y está petrificada con los conocimientos, en pocas palabras, no se actualiza, y tercero, otra que vaya varias veces a la actividad, observe, participe, tome fotos, comparta y luego lo plasme en un medio de comunicación escrita para que la comunidad o el mundo conozca el hecho y luego siga informándole al público con descripción cronológica de esos mismos  hechos? Estas preguntas las pensé cuando estaba leyendo “Enfermedades infantiles de la ciencia del folklore”, publicada en Folklore Américas en el año 1955 por Ralph Steele Boggs, que aunque ha pasado mucho tiempo no pierden vigencia. Estas enfermedades son:


1) “Terminologitis, enfermedad de la fabricación sin freno de terminología, en exceso de las exigencias verdaderas de la ciencia. Unos sencillamente gozan de la emoción de inventar y ser padre de nuevos términos. Otros creen, probablemente con toda sinceridad, que están haciendo una contribución genuina a la ciencia”. 2) Educautocracia, enfermedad que se presenta en el individuo que por medio de un poder independiente o derivado de sí mismo se muestra al mundo como folclorista preparado, solo por el hecho de haberse decidido a serlo, por virtud de su interés por el folklore, y por el hecho de haber publicado algo sobre el folklore.
3) Metodosis es la enfermedad  que se ve en los estudios folclóricos que carecen de metodología de la ciencia del folklore.
4) Primitifobia es la enfermedad de los que dividen el folklore en dos clases: el folklore de los pueblos que llaman “primitivos” y el folklore de los pueblos que llaman “civilizados”, concentrándose más en estos últimos.
5) Textalucinación es la enfermedad del que acepta un texto incompleto, lleno de faltas, retocado, o recreado como si fuera un texto completo, exacto y científicamente válido. En una de sus formas más inocuas, tenemos el texto folclórico que se reproduce con una exactitud fotográfica, pero sin datos acerca de su procedencia y ambiente.
6) Clasificomanía es la enfermedad del entusiasmo excesivo para inventar sistemas para clasificar los materiales del folklore, generalmente acompañado de una aversión contra cualquier sistema inventado por otro. La uniformidad es una gran virtud en la clasificación.

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