“La Chula Mía”: Una historia de fritura
Su progenitor tenía el arte de ofertar su producto con gracia, lo que ellos no lograron.
Su voz se escuchaba a una o dos cuadras, por lo que sus clientes tenían que esperarlo, porque “la chula mía” no se devolvía.
En la actualidad su hijo está a cargo del negocio familiar, en el mismo lugar donde vivía su padre, que murió a los 113 años de edad, en el 2013.
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Xiomarita Pérez/xiomarita.com
Publicado en Remolacha.net el 6-05-2016
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