Una aventura en Ustupu
En la isla más poblada de Kuna Yala, comarca San Blas en Panamá, se respiran las tradiciones que la civilización no ha podido opacar. Hace tiempo soñaba con ir a una isla kuna, querÃa compartir con ese grupo étnico, conocer sus costumbres, ver cómo han luchado por su supervivencia cultural.
Arribé a la capital el jueves 12 de agosto y en el aeropuerto Tocumen me
esperaba Camilo Jipsión, reportero gráfico del diario La Estrella de Panamá, pero
sobre todo, un amigo de muchos años, y a quien tuve que contactar para vivir
esta experiencia que olÃa a aventura.
A mi llegada, ya nuestro anfitrión habÃa elaborado el programa. Ese dÃa
fuimos a almorzar a uno de los restaurantes de la avenida Perú para que
degustara el sancocho tÃpico (sopa de gallina con ñame). Luego tomé la tarde de
descanso porque al dÃa siguiente iba a Ustupu, la isla más poblada de Kuna Yala
(Comarca de San Blas). Pensé que iba a ser un descanso, pero ya a las 7:00 de
la noche Camilo se aparece en el hotel para llevarme a la Cooperativa kuna
Kawigdi, donde esa etnia tiene un espacio para compartir juegos, saborear una
cerveza Atlas, comerse un pescado con patacones (tostones), refrescarse con una
chicha (bebida natural de frutas) o comer el plato tradicional kuna: el dule
masi, que es una sopa de leche de coco con vÃveres, principalmente plátanos y guineos verdes, acompañada de pescado o carne de monte.
Compartimos con el presidente de esa cooperativa, Gilberto Gómez -ya que
hay muchas que agrupan a los kunas- y con dos de sus miembros, Nicanor González
y VÃctor GarcÃa.
Ya, luego de programar la agenda del dÃa siguiente, orientaciones y demás; nos dirigimos al hotel para ``armar'' el viaje.
Ya, luego de programar la agenda del dÃa siguiente, orientaciones y demás; nos dirigimos al hotel para ``armar'' el viaje.
A las 4:00 de la mañana partimos hacia el aeropuerto Marcos A. Gelabert. Camilo, con cámara en manos, libretas, rollos, unas galletitas y agua, por si
acaso. Camilo invitó a David Victoria, periodista, y a su esposa Meibys.
A nuestra llegada al aeropuerto nos recibió nuestro anfitrión en
Ustupu, el periodista kuna Rogelio Alba, quien en la actualidad es legislador
por segunda vez ante el Congreso de Panamá.
Las avionetas salen hacia las islas a partir de las 6:00 de la mañana,
pero hay que estar bien temprano porque muchos kunas viajan constantemente a la
comarca y las avionetas solo son de ocho y nueve pasajeros.
El aeropuerto se llena de colorido con estas mujeres que jamás quieren
romper su tradición, con su vestimenta denominada “dule mola”, compuesta por la
falda, que es una manta amplia; el `musue' que llevan en la cabeza, la morra,
una blusa confeccionada por ellas; la cual lleva la mola, que es el bordado
creativo y el `wini', que son los abalorios que se colocan en las piernas y los
antebrazos (lo que aquà se le llama chaquira), que son elaborados por las
kunas, formando diversos dibujos, y permanecen con ellos hasta que se deshacen
(unos dos meses) y vuelven y se lo ponen. No falta la argolla en la nariz,
haciendo un orificio a partir de la niñez.
Son las 6:20, y todo está listo para el despegue de la avioneta. El dÃa
está nublado, lo que alteró mis nervios, pero no hay anuncio de mal tiempo, se
puede salir. Sólo son 45 minutos de vuelo, el cual se tornó ruidoso, pero, a
pesar del miedo, fue placentero.
Llegamos a tierra firme y esperamos unos diez minutos para tomar un bote que nos llevarÃa a Ustupu.
Llegamos a tierra firme y esperamos unos diez minutos para tomar un bote que nos llevarÃa a Ustupu.
Sin lugar a dudas, este fue un encuentro con otro mundo. En este
pequeño territorio todo es distinto, no hay discoteca ni colmadones, no se
conoce de energÃa eléctrica ni carros ni caballos. No hablamos la misma lengua
de sus habitantes (el dulegaya). Niños jugando fútbol, mujeres cosiendo molas......
Somos seres humanos que, aunque no compartimos la misma isla, compartimos el sol, la luna, las estrellas, la tierra y respiramos el mismo aire.
Somos seres humanos que, aunque no compartimos la misma isla, compartimos el sol, la luna, las estrellas, la tierra y respiramos el mismo aire.
Nos trasladamos a la casa de Rogelio Alba, llamado por todos honorable
legislador, en donde pernoctamos. Su esposa, Fula, (las personas que no tienen
el color indio, incluyendo los kunas, les dicen fula) al igual que sus hijos
Keliyaidili y NÃbal, nos recibieron.
Me siento agotada de las trasnochadas, pero valió la pena conocer otra cultura, un grupo de indÃgenas que velan por mantener su tradición.
Me siento agotada de las trasnochadas, pero valió la pena conocer otra cultura, un grupo de indÃgenas que velan por mantener su tradición.
Ya a las once de la mañana me acuesto en una hamaca en la casa de los anfitriones
para tratar de adaptarme por un dÃa a este mundo, a una nueva costumbre y vivir
gratos recuerdos que no se viven a diario.
QuerÃa compartir con ellos de cerca, algunas indias huÃan de las cámaras fotográficas, entraban en sus chozas hechas de cañas blancas y techadas de penca de palma. Es que no les interesan las poses, el figureo. Su lengua, el dulegaya, la hablan 300 islas conformadas por 52 comunidades y Rogelio Alba se comunica con ellas y acceden a las fotos.
QuerÃa compartir con ellos de cerca, algunas indias huÃan de las cámaras fotográficas, entraban en sus chozas hechas de cañas blancas y techadas de penca de palma. Es que no les interesan las poses, el figureo. Su lengua, el dulegaya, la hablan 300 islas conformadas por 52 comunidades y Rogelio Alba se comunica con ellas y acceden a las fotos.
Asà me sigo compenetrando. Los niños salen de la escuela, donde hasta el
año 1970 no se permitÃa hablar el dulegaya. !Hola!, !hola!, vociferaban y
miraban mis pies calzados por unos calipsos en forma de pez: su medio de
subsistencia. Fue maravillosa la observación, pero estaba pisando lo que cada
dÃa forma parte de su comida principal. Pensé dejárselos de recuerdo, pero, ¿y
cómo?, si solo andaba con unas cutarras (chancletas) `hechas en Panamá', en
cuero, que me regaló Camilo y no querÃa mojarlas con la lluvia que habÃa caÃdo.
Allà llueve a diario.
Alba me presenta a Jesús Smith Kantule, historiador kuna y nieto del
lÃder de la Revolución
Kuna: Nele Kantule. Nele significa médico, clarividente.
Jesús me habla de la historia de los kunas, de la Revolución de 1925, de
la cultura y de una serie de temas interesantes. Jesús tiene varios libros,
entre ellos ``El 74 aniversario de la Revolución Dule
Kuna'' y ``Nele Kantule: Padre de la Revolución Kuna''.
Fuimos a casa de Jesús, a la escuela (conocimos a sus directivos), a la Casa del Congreso (Onmaked
Nega) en la que conocimos a varios sahilas o sailas, que son las autoridades máximas de
la comunidad (son personas mayores).
Entramos en algunas chozas, donde todos duermen en hamacas, es su mundo.
Hasta los niños recién nacidos están cómodos. Pregunté sobre los servicios
médicos y me informaron que existe un dispensario para atender los casos que se presenten.
En todas las chozas, unas 360 en total, con 6 mil habitantes, las mujeres trabajan la mola; no te hacen ofertas, quizás porque tienen su venta asegurada o saben de la belleza que realizan con interés y paciencia con una diminuta aguja, y a su lado un macutico con los torniquetes de hilos de diferentes colores.
En todas las chozas, unas 360 en total, con 6 mil habitantes, las mujeres trabajan la mola; no te hacen ofertas, quizás porque tienen su venta asegurada o saben de la belleza que realizan con interés y paciencia con una diminuta aguja, y a su lado un macutico con los torniquetes de hilos de diferentes colores.
Una kuna con una canasta llena de ogob (cocos) pasa lentamente, lo está
apilando para cuando llegue uno de los pequeños barcos colombianos
intercambiarlos (trueque) por productos de primera necesidad, como aceite, sal,
gasolina, hamacas, cayucos, café, azúcar. El coco es la mercancÃa principal de
la comunidad, constituyéndose en el único fruto para el intercambio, mientras
que para los colombianos resulta de gran valor, ya que lo utilizan para la
extracción del aceite.
También llegan otros barcos de la ciudad de Colón con comestibles, que los habitantes compran con el producto de sus ventas de molas y mariscos.
En la noche nos invitaron a la clausura de un seminario kuna y luego de las palabras formales hicieron el juego de la botella. A quien señalara la botella, tenÃa que cantar, bailar, declamar o hacer un chiste. Cuando la botella se dirigió a mà no sabÃa qué hacer, la mayorÃa no me iba a entender, aunque algunos hablan español. Bueno, me decidà a hablarles de la bachata y para darles una demostración, diligencié un palo que fue mi pareja y di un tumbao ``Me la pusieron difÃcil.....''.
En la noche nos invitaron a la clausura de un seminario kuna y luego de las palabras formales hicieron el juego de la botella. A quien señalara la botella, tenÃa que cantar, bailar, declamar o hacer un chiste. Cuando la botella se dirigió a mà no sabÃa qué hacer, la mayorÃa no me iba a entender, aunque algunos hablan español. Bueno, me decidà a hablarles de la bachata y para darles una demostración, diligencié un palo que fue mi pareja y di un tumbao ``Me la pusieron difÃcil.....''.
Era una planta eléctrica la que estaba
funcionando en el salón y cuando salimos estaba en penumbra. De ahà partimos a
otro lugar para compartir, cenar, y escuchar de unos dulegan (jóvenes kunas)
rancheras que transmiten en las estaciones colombianas, pero cantadas en dulegaya
acompañados de guitarras.
De ahà partimos a casa de Rogelio Alba, tenemos que estar en pie a las
6:00 de la mañana del dÃa siguiente para salir hacia la ciudad de Panamá. En la
madrugada llovió mucho, truenos, relámpagos, y todavÃa a las siete sigue
lloviendo. Nos informan que las avionetas no llegan a la isla porque tenÃan
conocimiento de que en Ustupu está lloviendo fuerte. Se calma la lluvia, pero
las avionetas no pueden salir porque en ese momento estaba lloviendo en la
ciudad de Panamá.
Eran las 12:00 del mediodÃa y ya en Ustupu el dÃa está claro. No se imaginan el lÃo para mÃ, que le tengo pánico a los aviones, y mucho más cuando está lloviendo, y en una avioneta.
Eran las 12:00 del mediodÃa y ya en Ustupu el dÃa está claro. No se imaginan el lÃo para mÃ, que le tengo pánico a los aviones, y mucho más cuando está lloviendo, y en una avioneta.
¡Por fin! llega la avioneta a la 1:30 de la tarde. El piloto nos dice
que esperemos unos diez minutos, que él va para Achutupú, otra islita, a buscar
un pasajero. Luego, cuando regresa, nos dice que abordemos, pero tenemos que
hacer escala en AiligandÃ, otra isla (unos diez minutos en subir y bajar), para
dejar otro pasajero. Perfecto. De ahÃ, otra vez para Ustupu y luego directo a
Panamá.
Quizás la aventura, el ruido ensordecedor de la avioneta y recordarme cuando vivÃa en Puerto Plata, que Jesús, ``Buen Hermano'', nos iba a buscar y luego a recoger pasajeros para venir a Santo Domingo en una guagua ``voladora'', enriqueció mi experiencia de dejar atrás a una isla llena de esperanzas, de tradición y rutina.
Quizás la aventura, el ruido ensordecedor de la avioneta y recordarme cuando vivÃa en Puerto Plata, que Jesús, ``Buen Hermano'', nos iba a buscar y luego a recoger pasajeros para venir a Santo Domingo en una guagua ``voladora'', enriqueció mi experiencia de dejar atrás a una isla llena de esperanzas, de tradición y rutina.
El domingo, ya en la capital, Camilo me llevó al ``Monumento a las Tres
Culturas'', ubicado en las faldas del Cerro Ancón, que ese dÃa se celebraba el
480 aniversario de la fundación de la ciudad de Panamá y por ese motivo hubo un
acto cultural que se inició con las danzas de los pueblos afroantillanos,
indÃgenas y mestizos, cuyas réplicas son el Pueblito Afroantillano, las Aldeas
IndÃgenas y Mi Pueblito Interiorano.
En Mi Pueblito Interiorano observamos ``la pollera'', vestido tÃpico
panameño, con herencia española muy marcada, también muebles y decoración con
estilo de la época.
En Mi Pueblito Afroantillano degustamos comida tÃpica de Las Antillas,
donde se destacaban los mariscos, el maÃz. La vestimenta, con pañuelos a su
estilo. En las Aldeas IndÃgenas, una variedad de artÃculos a la venta de los
indios kunas, los guaymÃes y chocoes.
- Lugar. Ustupu, Kuna Yala
-
Forma de llegar. Para llegar a Ustupu en avioneta cuesta 63 dólares
-
Fecha importante. El 3 de septiembre se celebra en Kuna Yala el nacimiento del
lÃder de la Revolución
Kuna, Nele Kantule.
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Ubicación. Kuna Yala está en la costa atlántica
-
IndÃgenas. Los kunas es el grupo indÃgena más organizado
-
Transporte. Los kunas utilizan el cayuco, que es una especie de yola elaborada
con un tronco de árbol.
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Alimentación. A base de pescado. Su comida tradicional es el dule masi, que es
una sopa de leche de coco con pescado o carne de monte y guarnición.
-
Organización. La comunidad se rige por un patrón matrilocal, donde el hombre
pasa a vivir en la casa de los familiares de la esposa.
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Vestimenta. Las indias kunas usan un vestuario muy colorido llamado dule mola.
-
Lengua. Dulegaya.
Forma de vida
Los indÃgenas reconocen lo que podrÃa llamarse una `identidad cultural
múltiple': se ven a sà mismos como `pueblos' individuales, atados a su extensa
nación indÃgena por la cultura, la historia y las tradiciones; pero, a la vez,
se conciben como panameños que participan en las instituciones territoriales,
legislativas y judiciales del Estado.
El sistema de comarca promete proteger la herencia cultural de Panamá,
al mantener a los indÃgenas en sus propias tierras, siguiendo sus propias
tradiciones.
Los indÃgenas ven las comarcas como un lugar en el cual sus costumbres y
lenguajes son venerados: una forma de ayudar a mantener su etnicidad.
Los kunas han logrado mantener una autonomÃa polÃtica cultural bastante
excepcional entre los pueblos indÃgenas actuales de Abya Yala (América).
El Ministerio de Gobierno y Justicia supervisa, a través de su oficina
de asuntos indÃgenas, las actividades del Gobierno local dentro de la región,
pero esto no va en detrimento de los indÃgenas, quienes gozan de completo derecho de voto y tienen sus propios representantes en la asamblea nacional y
la legislatura.
El Congreso General Kuna (CGK) es el máximo organismo polÃtico
administrativo de deliberación y decisión de la Comarca Kuna Yala. Se
reúne cada seis meses por derecho propio. Está constituido por los sailagan
(autoridades) y delegados de las comunidades, escogidos en el pleno de cada
congreso.
La mola simboliza, hacia afuera, la identidad
cultural del pueblo kuna, pero en el seno de la cultura están los cantos y
discursos en las reuniones del congreso de cada comunidad. Este grupo es
reconocido como una sociedad con un alto grado de organización social y
polÃtica, lo cual le ha ganado el respeto de la comunidad polÃtica e
intelectual del paÃs.
Los kunas obtienen gran parte de la proteÃna en su dieta de la pesca. La
caza y la recolección de productos silvestres son secundarias. Los kunas tienen
un patrón de residencia matrilocal, en que los hombres pasan a vivir en la casa
de los familiares de su esposa.
Chicha, además de una bebida natural refrescante, es la ceremonia de la
pubertad, donde la niña dura tres o cuatro dÃas en un salón donde sólo la puede
ver su abuela y le pasa en un morrito o totuma esa bebida. Luego, en toda la
isla se hace una fiesta por el cambio.
Panamá
Este paÃs centroamericano tiene muchas atracciones para los turistas: la Zona Libre de Colón, el
Puerto de Vacamonte, los Pueblitos, y el Canal, que justamente a principios del
año 2000 Estados Unidos lo revierte a este paÃs, después de los Tratados
Torrijos/Carter, firmados el 7 de septiembre de 1977.
Pero existen otras atracciones que son riquezas culturales y están en el
olvido, como son los grupos indÃgenas, principalmente los indios Kuna del
archipiélago Kuna Yala.
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Xiomarita Pérez
Publicado en ListÃn Diario el 8-09-1999
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