Las redes sociales
Las redes sociales no son tan sociales,
porque se tiran tantas puyas que podrÃa decir que es lo contrario. Es un
tirijala, lo he visto no solo conmigo, con otras personas que se desahogan,
pero uno no sabe con quién es el famoso desahogo, las únicas que lo saben son
ellas y se sienten bien escribiéndolo.
Muchas veces le doy a ocultar, como
oculto todo lo que tiene que ver con resentimientos, amarguras.
Una vez una
persona se ofendió porque no le di un “megusta” a un mensaje que puse y me lo
sacó “en cara”. Le dije que a mà no me importa si le dan o no le dan un
“megusta” a lo que escribo, que no estoy con ese afán, naturalmente, trato de
que lo que coloco en mi muro sea digerible, ameno, que deje huellas al lector.
Ahora hablemos de las que solo colocan en las redes las personas que fallecen
que ni siquiera lo conocen y pegan una foto, me imagino que sin el permiso de
los familiares. Lo que no perdono, y mis hijas lo saben, es que familiares
coloquen fotos de sus abuelos, padres o tÃos posando con ellos y en su mirada
se nota que sufren de Alzheimer, que si hubiera estado normal no permite que se
la tomen.
Esto lo considero una falta de respeto al familiar, aunque sé que lo
hacen por el cariño que le tienen, pero debe existir una privacidad intocable
en esos momentos. A mà me da mucha pena, porque nunca se me ocurrirá hacerlo.
Otro caso es cuando colocan en su perfil
una cinta negra o escriben en el muro “que mal me siento Dios mÃo” y
todos preguntando con mucha preocupación qué pasa y nadie responde, nadie
contesta, porque a esa persona se le murió un familiar, no ha tenido tiempo
para colocar en su muro una información que deje satisfecho a sus amigos, pero
sà tuvo tiempo para colocar la cinta y uno como idiota, adivinando qué pudo
haber sucedido.
Cuando uno de los primos contesta en el muro ajeno dando
detalles del caso ocurrido y nunca observo que se pongan a la orden en lo que
puedan ayudar. Pero lo peor es cuando uno que no estaba conectado no se molesta
por leer lo que escribieron arriba y pregunta lo mismo que ya está contestado.
Respecto a los
cumpleaños, les comento que muchas veces me doy cuenta cuando el festejado, un
dÃa después, coloca en su muro “gracias a los que sacaron un poco de su tiempo
para felicitarme en mi cumpleaños”, lo que significa que los que no lo
felicitaron, hasta vergüenza pasan. Solo me acuerdo de los cumpleaños de
antaño, los de ahora no lo llevo en mi memoria, pero no significa que no llevo
a esa persona presente en mi corazón.
Mi cumpleaños lo celebro más por chercha,
soy la que lo organiza, porque no me gustan ese tipo de sorpresa, que estando
acostada me hagan bulla, me quiten la sábana, y por eso me adelanto a
celebrarlo.
Otro tema es “Sé que no le darás like, porque es una comida
humilde” o “Sé que no le darás like porque soy negra” y precisamente ponen una
foto de una niña hermosa, coqueta, bien vestida y me da un bendito pique,
porque es manipulación. “Si no envÃas esta cadena……..” y asà por el estilo.
Actuamos como autómata y es tan grave el caso que nos llega en las
notificaciones una noticia de muerte de un personaje público y no atinamos a
chequear la página o el medio digital y lo compartimos en la nuestra,
desconociendo que hay individuos y páginas que se han creado para hacer daño,
no podemos actuar como reporteros de redes sin confirmar datos.
Hay personas
que me envÃan por el Messenger y Wasap mensajes que sé que son masivos y me
gustarÃa o es preferible que me llamen para saber de mà o plantearme una situación.
Esos mensajes no les hago caso, porque tengo muchas cosas pendientes y me roba
el tiempo. Respecto al Wasap, muchas personas envÃan hasta reportajes, notas de
prensa y mensajes religiosos, y la misión principal del Wasap es enviar
mensajerÃa instantánea, pero no "un listÃn".
Disfruto el envÃo de chistes cortos, divertidos y
creativos, pero no me gusta el envÃo de noticias trágicas que me podrÃa enterar
por los medios digitales creÃbles.
En el Facebook ocurre que escriben mensajes
en los muros que es preferible que hagan un libro, y pensar que sus autores
quieren que los leamos.
A esta edad, quiero leer menos, hacer más y bailar mucho más; enviar
menos mensajes bonitos para alegrarnos el dÃa y hacer una llamada o una
visita, porque el prójimo nos necesita y nosotros a él.
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